ENRREDADERA
Tus verdes hojas van cubriendo mi desgastado muro, coloreándome poco a poco. Sobre mí se aferran imperceptibles, una a una, las raíces de tus anhelos. Cada centímetro vas cubriendo, de abajo a arriba, lenta pero firmemente: invadiéndome, trepándome. Podría cortar tu fuerte y sedienta raíz que, sin duda, en otra tierra crecería. Pero no quiero pintarme de ningún color cansada ya de ver como las lágrimas arrastran mi pintura Me viene bien desparecer de la mirada ajena y ocultarme en ti. De mí obtendrás tu sostén, tú serás mi nueva fachada. Seré el territorio sobre el cual expandas tu color.