Los hijos de la tristeza

La mayoría de la gente se pasa la vida viviendo
así simplemente, viviendo la vida
su vida, simplemente toda la vida.


En cambio los tristes nos pasamos la vida sintiendo,
no la vivimos la sufrimos,
la observamos detrás del tul de la tristeza profunda.

Los tristes no vivimos, luchamos x no morir,
cada día, cada paso,
cada mañana es un esfuerzo estar aquí, así o simplemente aquí.

No pertenecemos al mundo, la mayoría de las veces nos resulta ajeno,
nacimos aquí, pero nos equivocamos de lugar,
esa sensación de no-pertenencia nos acompaña siempre.


Un sentimiento de orfandad nos hace desconocer el rostro paterno,
el calor maternal y la propia mirada ante el espejo.


Aunque nos esforcemos por alejarnos de ella, no podemos,
le pertenecemos, somos unos hijos de la tristeza.

Ilegítimos, no reconocidos
ni por ella, ni por nosotros,

De ahí nuestra orfandad,
de ahí nuestro drama existencial...

Santiago de Querétaro,
Diciembre 2010.

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