Mi Larga Historia de amor por la Cocina


Cuando tenía 12 o 13 años durante las vacaciones de verano, también llamadas "vacaciones largas" mi diversión favorita era cocinar junto con mi vecina de enfrente "Pili Chávez de la Parra" (QEPD) 

Juntas pasábamos mañanas y tardes preparando y horneando galletas, postres, merengues, bombones etc., todo lo que se nos ocurría y después de decorarlos con mucho color,  salíamos a venderlos a las vecinas de la cuadra de puerta en puerta.  

Con el paso de los años la Dra. Pili Chávez terminaría dedicándose a la repostería como uno de sus hobbies y negocio personal, mientras que Carla como toda “Ñora” casada se dedicaría (por más de 10 años) a cocinar todos los días comida casera, para sus 3 hijos.

Es en la cocina donde he invertido más tiempo que en ninguna otra de mis profesiones.1 Así, casi sin darme cuenta me fui volviendo una experta en el oficio de dar de comer. Quizá por eso a mí me gusta tanto cocinar y no me gusta que se meta nadie más en mi cocina, más que para lavar.

Aún hoy conservo como un tesoro los libros y revistas de cocina que Ma. Del Pilar de la Parra de la Parra, me heredaría tras la muerte de La Pilita, su mamá consideraba que no podían estar en mejores manos, esta Navidad hice un par de platillos en su honor, a ver si así las extrañaba menos.

Es increíble la conexión que la cocina tiene con nuestro pasado, cuando realmente disfrutas cocinar, puedes replicar los platillos de las abuelas, madres o tías y es como traer de nuevo a nuestros seres queridos a la mesa.

Mi padre, un enamorado de la cocina y obsesionado por el rescate de las recetas de antaño,  me heredó también un "recetario de la A-Z" que él mismo elaboró con las recetas de sus tías y de mi abuela "Mercedes Sánchez Fraustro Vda. de Pescador" cuyas manos, igual de largas que su nombre, cocinaban el pollo encacahuatado, la carne enharinada y los flanes más deliciosos que he probado. 

De ese recetario la pasada Navidad intenté hacer el inigualable "revoltijo", como le dicen a los romeritos en Toluca, cuya complicada elaboración viene descrita paso a paso por mi papá, incluso trae apuntadas las variaciones que él introdujo al platillo original de la Tía Lucha incluso superándolo en fama y sabor.

Gracias a mi Tía Susana, conservo y uso mucho el recetario de la Tía “Teresa Ramos Corral” con recetas españolas de cocina mediterránea, como la paella y las croquetas de jamón serrano y rarezas como la sopa de sardinas, un increíble y nutritivo potaje.
 

En conclusión, mi experiencia culinaria personal, está plagada de recuerdos y recetas  de mis antepasados,  desde el inigualable mole de olla de mi abuela queretana "Carlota Gómez Reséndiz"  y mi bisabuela "Carlota Reséndiz Arana" hasta los deliciosos tamales chiapanecos de azafrán de la “Tía Toya” que muero por apréndelos a hacer, ahora que me dijeron que con la Thermomix se hacen tamales en 3 segundos. 

El gazpacho de Mene y el bacalao de Fela, los chiles en Nogada de Emily y muchas  otras recetas sacadas directamente  de sus creadores y anotadas a mano en mis cuadernos de recetas  que tengo desde hace ya 30 Años y que conservo como un tesoro de sabiduría y amor compartido.
Cursi o no, pertenezco a esas familias donde lo más importante era sentarse TODOS a la mesa a la hora de la comida y después tener una larga sobremesa para platicar. Costumbre prácticamente en desuso en la actualidad, por la rapidez de la vida cotidiana, pero aún así, yo sigo cocinado con la misma emoción del principio y siempre mis invitados a la mesa son, para mí, lo más importante aunque a veces solo seamos yo, mi recetario y sus creadores.

1. Julia Borbolla, Profesión Mamá.

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