De qué lado del péndulo eliges amar?

La pregunta es: A ti de cual lado del péndulo te gusta vivir y vincularte ?

Primero analizaremos lo que dijo Giordano Bruno en su libro "De vínculus in genere" (1591) *

Filósofo y astrónomo italiano muerto en la hoguera de la Inquisición, por afirmar verdades universales, sumamente adelantadas a su tiempo, afirmaba "que la naturaleza humana esta inherentemente vínculada al universo en general".

    Giordano  Bruno no le consagra esta obra solamente a los lazos que hoy llamaríamos, más bien, sociales, sino al vínculo, como él dice, en general. Y a éste le asigna un nombre preciso: el amor. Venus y Cupido son dos personajes centrales de la obra del nolano. El amante, diríamos todavía hoy, se encuentra cautivado, subyugado, prendado por el ser amado, y el propio Bruno nos recuerda que el verbo "fasciare" de donde viene "fascinare", alude a la acción de atar o amarrar.
La seducción sujeta más que las cadenas dado que apenas si éstas apresan a los cuerpos. Cautivan las formas sensuales de la joven pero también las palabras convincentes, o vinculantes, de la política y la religión. Subyugan los ojos de la amada pero también los argumentos sutiles del filósofo.
Los poetas saben desde siempre que la palabra seduce o, más precisamente, que encanta, pero saben también que este canto es el canto del deseo: “Un orador despierta ciertos sentimientos”, decía más discretamente Bruno, “cuando él mismo los experimenta”.
El nolano hubiese aprobado seguramente una expresión lacaniana como “sujeto deseante”, pero la habría considerado, a su vez, un pleonasmo: desear y estar sujeto eran, desde su enfoque, sinónimos.

"Porque la palabra es, la mas potente de las armas" afirmaba el sabio pero incomprendido maestro de Galileo Galilei.

John Bowlby (1907-1990) fue el primer psicólogo en desarrollar una "Teoría del apego".

Desde el punto de vista emocional, el apego surge cuando se está seguro de que la otra persona estará ahí incondicionalmente, lo que facilita que aparezcan la empatía, la comunicación emocional y hasta el amor entre estas personas.
Según Bowlby la conducta de apego tiene dos funciones básicas: una función biológica, que es obtener protección para asegurar la supervivencia, y la otra de carácter más psicológico, la de adquirir seguridad.

Apego es un concepto que se define como una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos individuos, por medio de sus interacciones recíprocas, y cuyo objetivo inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza, ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección.

El apego es inherente a la naturaleza humana un bebé al nacer depende 24/7 del cuidado parental y de la nutrición materna, somos seres interdependientes y vinculados a aquello que le damos valor.

Ya de adultos algunos se apegan al dinero o las posesiones materiales, otros a los conocimientos y títulos universitarios, otros a la fama de un enorme Ego, otros a ideologías políticas o religiosas y otros más a relaciones de pareja o filiales.

Queramos o no somos atraídos hacia aquello que nos seduce o atrae por su luz o por patologías compatibles, eso es innegable.
El apego moderado es saludable siempre y cuando no implique una pérdida de libertad o de equilibrio emocional, de igual forma el desapego extremista lleva al egoísmo y al aislamiento hermitaño.
Aunque por otro lado el desapego suele servir en momentos de duelo y de cambios o pérdidas  inesperadas  afirma la Tanatología.

El desapego marida perfectamente con la ola del New Age y de las teorías de liberación, existencialismo, e incluso el humanismo que buscan y promueven la utopía del desapego total y buscan liberar al ser humano de las cadenas del apego y la dependencia.
Pero éstas corrientes llevadas al extremo crean culturas hedonistas y de "chaque un pour soi" que generan seres humanos egoístas y encerrados en su amor propio , que no ven más allá de sus propios intereses y necesidades personales, sin poder renunciar a ellas en pos de un bien común superior o que no saben de sacrificio o renuncia en beneficio de un prójimo.

El desapego como liberación del deseo y en consecuencia del sufrimiento que éste provoca es un principio fundamental para el budismo, hinduismo, jainismo, taoísmo y bahaismo.

Quizá todas estas filosofías y prácticas se centran en el justo medio y en aprender que el apego en exceso puede ser malo y tóxico y el ser codependiente puede limitar nuestra libertad.

En mi humilde opinión debemos equilibrar la balanza entre apego/desapego en un justo medio,  que nos permita seguir creciendo en una libre y sana convivencia con nosotros mismos y con los demás.
Debemos aceptar la inevitable atracción por nuestros pares, cuando ésta se basa en la seducción que ejerce su propia luz sobre nuestras sombras y que nos cautiva o en una genuina admiración por las cualidades que en otros se humano admiramos, y son reflejo de nuestras carencias.

En pocas palabras aprender a Fluir y dejarnos fluir con esa energía universal y cósmica de la ley de la atracción, pero sin perder la cabeza.

Este es el poder del desapego, no dejo de querer cosas o a personas, simplemente dejo de aferrarme a ello como si fuera lo único importante.

En nuestras relaciones personales, el desapego es clave para nuestro bienestar.
Puedo relacionarme contigo de una manera más libre, dejando espacios para la individualidad.
Te elijo pero NO te necesito, prefiero estar contigo pero puedo estar sin ti. Disfruto de compartir mi tiempo contigo, pero NO vivo con el miedo a perderte, de esta manera moderada de vincularse:

El amor deja de ser necesidad para ser solo amor.
El vínculo deja de ser tóxico, para ser solo unión de las diferencias y suma de las coincidencias.
El apego es disfrutable y el desapego es necesario para nuestra libertad.

El otro día un amigo publicaba sobre los extremos antagónicos en los que nuestra vida oscila, como un péndulo, en mi ejemplo el apego estaría en un extremo y del otro lado el desapego.

Tú de qué lado eliges amar??



Quelle:

*At Oxford University, Giordano Bruno’s brief, obscure but very profound work, De vinculis in genere, is considered a cornerstone of modern political thought – on the par with Machiavelli’s Prince. In fact, many Anglo Saxon and Middle European historians and intellectuals con- sider De vinculis in genere modernity’s most intelligent and insightful political work. The London School of Economics uses it as a core text because of its usefulness in understanding behaviour patterns in contemporary social life:
Man, created by nature as a being who “desires” and tries to find fulfilment and completion outside of himself, is at the centre of Giordano Bruno’s work. Man’s desire is of a connective nature, it seeks union, and thus is primarily erotic – in the most spiritual and all comprehensive meaning of the word – and is capable of accepting both instinctual elements and ethereal and mystical contemplations.



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